Una de los días de marzo, cuando la noche llegaba a los lados del cuarto y la proximidad del olvido se hacia presente, una las sensaciones que menos se temen, recorría los lados más siniestros del aquel día, uno que pudo poner los nervios en guardia y tensar el cuerpo, que no dejaron una sensación a menuda diferente a las anteriores, que no solo podía sentirse, sino que podía conjurarse con el simple deseo de estar complemente sujetos a los mismos deseos, que una vida sigue dentro de los momentos más agudos de una vida, que pueden estar completos por alguna razón o sentido de ser próximos, como si se tratara de entender que los mismos momentos no solo pueden estar presentes, sino también ausentes; que no solo pueden estar sujetos a una existencia tenue de vicisitudes, que no solo pueda complementarse con el mismo deseo que se extiende a los lados más siniestros de una decisión firme que no solo puede estar sujeto a lo menos se debe temer; pero que esta sujeto a los mismos deseos que uno puede aferrar dentro de sí, y por esa razón, las mismas existencia se convertía en pesada y las mimas decisiones se comenzaban a mutar en una sensación que no tenía reflujos de nada, pero que se sentía próximo al momento menos indicado, que no solo pueden estar presentes, sin entender que lo que se tiene en ese sentido, pueden ser los mismos momentos que no solo se cuentan en alguna manera de ser, sin calmar las lagrimas de una sensación que se derrumba en un solo latido y que se suma a los demás encuentros que no existen, que no solo puede ser hoy, sino también siempre. Con el solo pensar en guardia, ya tenía el menos sentido que pudiera esperar de cualquiera de las formas que no solo se tendrían en cualquier momento, que no solo pudiera estar sujetos a los componentes que se afilan en cada sentido que guarda la decisión de unos pocos dentro de la firme consonancias de todos, que no solo puedan entar sujetos a lo que menos se debe tener en cuanta, y que los mismos considerandos, fueran a empujar a alguna de las consignas a tener, en presencia de todos o algunos, una firme conjugación que no solo se perdiera en el siguientes componentes, que fuera a dar en las mismas decisiones que ya repetidas veces se conjugan, con la misma jugada del azar o destino, que no es más que otro componentes que no fuera a cumplimentar de algún sentido que no fuera a entrar en toda razón o sentido posible de entendimiento, que no solo pueden estar sujetos a una decisión que guardan dentro de si, algunas de las mismas repeticiones que por algún sentido fueran a dar una corrección que pudieran existir dentro, que no solo fuera a extenderse dentro de los limites que fueran posibles por alguna razón aparente de todo cuanto fueran a formar, la dirección correcta de todo cuanto puedan estar sujetados a algún momento.
En ese sentir, se pueden pensar que las mismas decisiones, que no se transpiran por algún momento, fueran a tener presencia en alguna de las opciones que no solo fueran a dar el sentido, siendo así, que los mismo considerandos estan supeditados de alguna de las consideraciones, que no solo fueran a considerarse dentro de los limites de una adecuación de los mismos conjurados que pueden estar sujetos por algún momento oportuno, que no fuera a tender presente alguno de las mismas decisiones, que no solo puedan estar amarrados en el sendero, que algunos no entienden y que otros obvian como una forma de considerar, que no solo puedan estar posibilitados, dentro de los límites mismos de la conjugación vespertina; tomándose en cuenta que, lo que refiere ese sentir, es una proximidad a los complementos que pudieran a seguir teniendo un deseo que no solo fuera a considerar, que dentro de los límites, pudieran encontrarse dentro.
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