Hoy más que nunca, se puede decir que las cosas por premura, no resultan ser como se parece, y que muchas de las acciones que pueda tomarse, son necesarias para su cumplimiento una decisión que no solo puede ser unánime con un grupo de personas, sino plausible con una mayoría que puede lograr, a duras penas un consenso entre los que pudieran estar presentes, es por ello que los mismo momentos que uno puede estar presentando en todo cuanto esta ausente de cada realización, con parte de la suma determinada por el mismo complemento, que no solo puede estar sujeto de los requerimiento, que sin decir algo relacionado con la directivas de todo, pueden ser objeto de una variedad de situaciones, que pueden salir dentro de los limites de lo que es netamente obvio, sin tomar en cuenta que las posibilidades, que solo pueden jugar en contra, son los que pudieron estar sujetos de una condición que por el simple momento que pareciera, se tendría que haber generado de alguna de las formas posibles, que solo pueda manejarse dentro de los confines, sino que también dentro de los limites que estan sumados a una acción de cuantías, que nada tiene relación con las pretensiones que puedan encontrarse dentro de las consonantes, que no solo pudieran estar sujeto de los datos que posibiliten la acción.
Hace ya hacía tiempo que no escuchaba los momentos de la radio, cuando comenzaban a sonar una melodia conocida, no si fue por suerte que se me aproximo el deseo de pensar que lo mejor sería apagarlo, pero mi madre quien gusta de musica mañanera, me quito la mano del encendido, y sin mirarme, me trajo una cuchara en la boca con sabor agridulce, diciendome: -he comprado unas, estan en la bolsa, ve y coge las que quieras-, yo que no solía comer esos majares de pequeño, me di media vuelta y sin pensar en el que dira mi madre, me aleje de la ella, rumbo a la calle, donde una maquina con ruedas, pintaba la calzada de un ollin negrusco, no me atreví a mirar con detenimiento y me fui de ahí, en aquel momento una señora en medio de la calle sacaba un pequeño aparato que acaba de comprarse y, por casualidad su menor hijo dejo fuera, donde el color grasiento de la brea había cubierto del todo; ella que sacaba y en el auxilio, otro de los vecinos que miraban la esena, pasaban la voz a los maquinis...
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